Movilidad Activa

Movilidad Activa

 

Como sabéis, cuando hablamos de Movilidad Activa nos referimos a desplazarnos caminando o pedaleando. Por supuesto que existe un hándicap con estas formas de movilidad y que no es otro que la limitación en las distancias. Los expertos aconsejan caminar para distancias de hasta 3 Kilómetros, la bicicleta para distancias entre 5 y 6 Kilómetros y la bicicleta eléctrica para distancias de hasta 10 Kilómetros. A pesar de ello, convendremos en que, para la mayoría de los desplazamientos internos en las ciudades, la Movilidad Activa puede ser la mejor respuesta.

El primer motivo del por qué puede ser la mejor respuesta es la salud. En la sociedad actual, el sedentarismo es uno de los principales problemas y promoviendo una movilidad activa estamos promoviendo una vida más saludable. Un estudio de la Universidad de East Anglia, publicado en la revista Medicina Preventiva, concluyó que las personas que cambiaban el coche por la Movilidad Activa mejoraban su calidad de vida reduciendo el nivel de stress y mejoraban su salud general al incrementar su ejercicio diario.

Adicionalmente no podemos olvidar que uno de los principales problemas de las ciudades, y por lo tanto de nosotros los ciudadanos, son la congestión y la polución. Ya hemos comentado en anteriores ocasiones la enormidad del espacio dedicado al coche y vetado al peatón o ciclista y esto debe comenzar a cambiar, y cuanto antes mejor. Este cambio, el invertir el uso del espacio abriendo la ciudad al peatón, debería, automáticamente, ser el mejor aliado para reducir la polución y la congestión.

No se nos escapa el hecho de que para que ello sea posible se deben tomar medidas valientes por parte de las autoridades y que, a veces, esto no es fácil. No obstante, tenemos ejemplos recientes de muchas ciudades que ya están apostando decididamente por la Movilidad Activa. A título de ejemplo Milán ha puesto en marcha el denominado Strade Aperte Plan que consiste en dotar a las principales avenidas y calles (hasta 35 kilómetros) de carriles bici, aumentar el ancho de las aceras para facilitar el desplazamiento a pie y reducir la velocidad de los automóviles a 30 Kms/Hora. En Barcelona se crearán 12 Kilómetros de prioridad peatonal incluyendo el cierre a la circulación no esencial de calles. Adicionalmente se crearán 21 kilómetros de nuevos carriles bici y se realizará una campaña de comunicación explicando los beneficios de dichas medidas.

En la actualidad, en la mayoría de las ciudades españolas, existen buenas soluciones de Movilidad Activa compartida (servicios de bicicletas eléctricas y manuales, servicios de VMP) y cuando la demanda crezca, por lógica, la oferta también lo hará. Ello llevará a una mayor inversión en infraestructuras y su expansión por las ciudades para hacer más fácil y atractivo su uso y restando protagonismo a otras formas de Movilidad más sedentarias. También se debería invertir en aparcamientos Hub, para aquellas personas que vienen de zonas metropolitanas y no quieren, o no pueden por la escasa oferta, utilizar otros medios de transporte (cercanías, autobuses, etc.) con opciones múltiples de movilidad e ir dejando el uso del coche en la ciudad únicamente para aquello que sea de verdad imprescindible (distribución – mantenimiento – sanidad – seguridad – transporte público – etc.)

Como comentábamos con los ejemplos de Milán y Barcelona, estas actuaciones que ya se están implementando vienen a confirmar que todos debemos replantearnos la forma en la que nos desplazamos e intentar enfocarnos en los aspectos más positivos del cambio. Para ello, las empresas también pueden colaborar de forma activa, concienciando a los empleados sobre los beneficios individuales, pero también colectivos, de un uso más intensivo de la Movilidad Activa, adaptando sus instalaciones para el aparcamiento de bicicletas, espacios habilitados para el mantenimiento y recarga de las mismas, vestuarios y programas de incentivos que deberían ir acompañados de la correspondiente bonificación fiscal, como ya ocurre en números países de Europa.

Es de esperar que el hecho de alentar a la gente a utilizar la Movilidad Activa para sus desplazamientos tenga un impacto positivo a medio y largo plazo. Quienes hoy optan por caminar o la bicicleta, por el impacto del Covid-19 y evitar el riesgo de contagio, podrían considerar la posibilidad de hacerlo con mayor frecuencia después del encierro si se les proporciona la infraestructura adecuada para que tengan una experiencia positiva. Tenemos una gran oportunidad si dichos cambios de comportamiento pueden desencadenarse y mantenerse. Las ciudades pueden empezar a mitigar de manera eficaz y económica los efectos perjudiciales de la congestión del tráfico al tiempo que contribuyen positivamente a la otra gran crisis global, el cambio climático. Desde nuestro punto de vista, el fomento de la Movilidad Activa es un factor fundamental para cumplir los objetivos en materia de emisiones reduciendo la polución, la congestión y, en definitiva, mejorando la vida de todos.