Hasta la disrupción del COVID-19, decir que "la movilidad al trabajo era un reto pendiente" casi era un mantra.
Por eso, muchas organizaciones buscaban implantar planes de movilidad al trabajo, pero sin que este fuese un punto estratégico dentro de la organización. Muchas de estas organizaciones pioneras y responsables en este campo, ya tenían implantadas iniciativas como el teletrabajo, aunque a la vista de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), solo el 4,3% de los ocupados trabajaba más de la mitad de su jornada laboral en casa, y un 3,2% lo hacía de forma esporádica.
Con la situación actual, propiciada por la pandemia del COVID-19, el teletrabajo se ha impuesto en muchas organizaciones. Aquellas pioneras que ya lo tenían implantado se han visto beneficiadas a la hora de adaptarse a la situación de emergencia. Pero la realidad es que la gran mayoría no estaban preparadas y lo han tenido que implantar de forma obligada y precipitada.
La situación actual no es una situación que podamos considerar normal. La incertidumbre generada en el ámbito personal y profesional de los empleados en estos momentos, la implantación improvisada del teletrabajo por la urgencia de la situación, o el hecho de tener que compartir tiempo y espacio con el resto de la familia, son factores que pueden mermar los resultados y beneficios que se obtendrían en condiciones normales.
Sin embargo, no debemos perder de vista que esta es la única solución en muchos casos. Al mismo tiempo, debe ser una gran oportunidad para demostrar los beneficios del teletrabajo para que, cuando volvamos a la normalidad, las empresas puedan analizar sus pros y sus contras, y establecer medidas permanentes.
¿Qué deben hacer las empresas?
En esta línea, las compañías tienen que hacer los deberes en diferentes sentidos:
- Adaptarse legalmente en términos de salud y seguridad de los empleados siguiendo el artículo 14 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
- Prestar atención a la ciberseguridad. Los ciberataques son uno de los grandes problemas y retos a los que se enfrentan las empresas actualmente. Muchos trabajos y algunas de las funciones que realizan los empleados, gestionadas desde fuera de la oficina, pueden poner en riesgo la confidencialidad de la compañía.
- Evaluar el rendimiento del trabajador y su nivel de satisfacción. Deberán replantearse los procesos para incluir el teletrabajo y buscar las herramientas que mejor se adapten a sus necesidades. En muchos casos, será necesario un cambio de mentalidad empresarial.
A pesar de todo, lo positivo es que se están alcanzando récords históricos en los niveles de calidad del aire en las grandes ciudades. Y es que 40 millones eran los desplazamientos diarios que se realizaban para ir a trabajar antes del COVID-19.
Es mucho el camino que podemos recorrer junt@s para garantizar la sostenibilidad económica de las organizaciones. En este punto, las personas, su bienestar, productividad y movilidad o no movilidad van a ser clave. Por ello, desde la Plataforma de Empresas por la Movilidad Sostenible nos ponemos, una vez más, a vuestra disposición para poder ayudaros en este proceso.